A veces, no podemos ver los atardeceres. Por cosas de la vida, no podemos verlos siempre. Pero hoy, me doy cuenta, de que esas veces, podemos ver el reflejo de su luz en las cosas. 

¿Ves ese árbol dorado? Esa gran encina; En esos cristales; en los edificios y en las nubes. Quizás hoy no nos podamos despedir del sol, pero sabemos que está ahí, vemos su reflejo.

kI LO sAP. info@blancamonserrat.es